25/2/11

El marketing, Abrams y los márgenes de la mente

No fue por saber sobre “la jugada de marketing más brillante de la historia” que me enganché a Fringe, pero es por Fringe y no por la música, que le doy a la tecla ahora. Esta serie (B) se me ha convertido en una compulsiva adicción que no me deja salir de casa. Le veo todos los flecos y los trucos, pero su idilio (y el mío) con la tradición casposa de la ciencia ficción la hacen irresistible, perfecta para maridar con palomitas y otros psicotrópicos.

Solo necesitaba una excusa para comentarlo y eso es Violet Sedan Chair: un grupo que no existe, cuyo vinilo aparece en un capítulo que aún no he visto (y quizá no vea nunca porque siempre me agoto en la temporada dos) y también en alguna contada tienda. Bien caro. Muy caro, por lo que suena.
- Seven Suns (Rising)
- Slow Vibration
- She's Doing Fine
- Last Man In Space
- Keep Climbing
Desde luego, muy barato para los réditos que puede dar a productores, creadores, canales y otras formas de materialización monetización que tiene el talento de Abrams. Si Walter pillara el cerebro de este señor, crearía el mundo otra vez y mejor.

Como carnaza, casi prefiero ciertos temas a los simbolitos con sentido que aparecen al final de cada episodio, que sólo me sirven para recordar la palabra glifo.
+ Long List of Lovers
+ Hovercraft Mother
Pero nada mercadotécnico mejor que plantar a The Observer en NASCAR y American Idol.



Este post lo tenía que haber escrito G.

1 comentario:

lachicaquemira dijo...

Me conformo con ejercer de musa e inspirarte con la información que te doy. llegarás a conocer el grupo en la serie, y a su teclista. Porque una vez estás dentro del universo fringe encontrar la salida es como escapar de un laberinto del que sólo saldría Peter.